El patrón oro. ¿Pasado o futuro?

 ¿Qué es el patrón oro? ¿De dónde procede? ¿Cuál era su funcionamiento? ¿Por qué terminó? ¿Sería viable a día de hoy? ¿Cuál es el sistema monetario del futuro? Todas estas preguntas se responderán a continuación

Para comenzar a hablar del patrón oro, antes debemos saber qué es. El patrón oro es un sistema monetario que, básicamente, consiste en establecer el valor de la moneda de un país en relación a la cantidad de oro que este posee. 

Una simplificación sería la siguiente: el poseedor de un billete de cierto valor contaría con el derecho a intercambiar ese billete por una cantidad de oro proporcional según el tipo de cambio que su nación estableciera.

A nivel nacional, cada país basaba su cantidad de dinero en circulación directamente con la cantidad de oro que poseía custodiado en sus reservas. El modo de funcionar, por lo tanto, consistía en la libre importación y exportación de oro para equilibrar su balanza de pagos, haciendo del oro la base monetaria por naturaleza.

El patrón oro tuvo su origen en el uso de las monedas de oro como dinero, es decir, como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. Aunque el oro había sido utilizado como dinero desde la antigüedad, el patrón oro, como institución legal, tiene su origen en 1819, cuando el Parlamento británico aprobó la Resumption Act, mediante la cual se reanudaba la práctica de cambiar el papel moneda por oro a un precio fijo. Esta ley fue el primer paso hacia un verdadero patrón oro porque, simultáneamente, abolía las restricciones que durante largo tiempo existieron en Gran Bretaña sobre la exportación de oro.

Más avanzado el siglo XIX, Alemania, Japón y otros países también adoptaron el patrón oro. Los Estados Unidos se unieron efectivamente a este en 1879 y en 1900 institucionalizaron los vínculos entre el dólar y el oro.

En la segunda mitad del siglo XIX Gran Bretaña era el líder económico del mundo y debido a su supremacía en el comercio internacional y al avanzado desarrollo de sus instituciones financieras, Londres se convirtió en el centro del sistema financiero internacional del patrón oro.

A través del movimiento internacional del oro, este sistema económico buscaba el establecimiento de unos tipos de cambio fijos entre países. De esta manera, podría controlarse más fácilmente el crecimiento de los mismos y estabilizar los precios internacionales.

Si hablamos del cambio entre monedas de dos países diferentes, su cálculo se haría mediante una rudimentaria regla de tres ayudándose del precio del oro en un momento determinado. Es decir, dependiendo de la cantidad de oro por la que cada moneda se intercambie en ese periodo.

La vigencia del Patrón Oro terminó perdiendo fuelle con la I Guerra Mundial. Los países participantes en el conflicto, para financiar la contienda, necesitaban muchos más recursos económicos de los que les correspondían según su cantidad de oro. Esto llevó a muchos países a la impresión de más dinero en papel no respaldado por reservas de oro, haciendo que el sistema perdiera sentido y validez. Años más tarde, esto provocó hiperinflación en algunos países como Alemania.

Tras la guerra, todo intento para intentar restablecer el modelo quedó por el camino. Así, fue determinante el crecimiento exponencial de Estados Unidos y el dólar durante el siglo XX, confirmándose como la economía y la moneda de referencia mundial del siglo.

El patrón oro clásico impulsado por Gran Bretaña hasta 1914 fue sustituido en 1925 por un modelo basado en la posesión de lingotes de oro intercambiables a billetes solamente por encima de una cantidad mínima y mediante el uso de múltiplos de la misma. Además, justo antes de que explotara la Gran Depresión, el modelo había evolucionado. Los países que seguían el patrón compraban y vendían divisas (dinero) de países que funcionaban siguiendo el modelo clásico.

En 1971, como consecuencia de un déficit comercial y un enorme gasto bélico con motivo de la participación estadounidense en la Guerra de Vietnam, el entonces presidente de los Estados Unidos Richard Nixon impuso un shock económico en el cual se suspendió definitivamente la convertibilidad directa del dólar respecto al oro. Esto produjo que Estados Unidos abandonara el patrón oro, lo que hizo que desde entonces, el valor de la divisa estadounidense se sostuviera exclusivamente en una imposición legal del gobierno estadounidense, bajo la forma de una moneda fíat, una forma de dinero fiduciario cuya cualidad de dinero proviene de su declaración por parte del Estado como tal.

 

En la actualidad, el patrón oro no es un sistema viable, ya que la economía no puede depender de un activo finito y escaso que no tiene en cuenta las necesidades de la sociedad.

El sistema de Bretton Woods no sería factible ahora, puesto que EE.UU. no dispone de suficientes reservas de oro para anclar su divisa nacional a este metal precioso.

Además, se cree que el orden geopolítico actual no lo permitiría, debido a las aspiraciones de China de convertirse en una potencia hegemónica en el mundo, dificultando la adopción del dólar como moneda de reserva mundial, apunta García-Legaz. 

Respecto al sistema monetario del futuro aún hay cierta incertidumbre pero varios economistas entre los que se encuentra José Carlos Díez creen que la revolución vendrá de la mano de la tokenización

"Habrá dinero digital pero coexistirá con el analógico. El uso del dinero y la necesidad de que el sistema financiero transforme el ahorro en inversión seguirán existiendo", afirma.

La llegada de las criptomonedas ha activado las alarmas de los bancos centrales, haciendo que estos aceleren sus planes para diseñar las monedas digitales públicas (CBDC).

Parece que todo nos lleva a pensar que en un futuro no muy lejano el dinero público tenga una representación digital. 

¿Romperá el bitcoin con la tradición sacando de la ecuación al poder político o finalmente será este quien establezca la unidad de cuenta del dinero digital?

BIBLIOGRAFÍA

"Ensayos de Persuasión" de John Maynard Keynes

Wolters Kluwer

El Economista


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